Acudí al homenaje que se le hizo a Patricio Guzmán en el marco de las actividades del Festival de Cine de Antofagasta, FICIANT 2010, en el Teatro Municipal de esta ciudad. Mi predisposición no era de la mejor. El resquemor a las cintas premiadas en distintos festivales me alejaba un poco. La verdad que esperaba ver un buen “documental”, mal que mal el hombre se ha destacado por eso. Grave error. Debo reconocerlo… Una obra de arte en desarrollo era lo que sentía avanzar en la sala. Poesía cinematográfica. Una bofetada a los que quieren olvidar el pasado reciente, dejando en el ayer a seres humanos asesinados por la crueldad y el odio. Testimonios intensos y reflexiones profundas se encuentran en una analogía cuidada y sincera. La nostalgia del reencuentro, de la justicia, del amor, de la esperanza, la “Nostalgia de la luz”.
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