6 de noviembre de 2010

"La Tuerca", último bar de la bohemia de calle Bellavista

Texto: Rodrigo Ramos Bañados  
 Fotos: Rodrigo Villalobos

Cuesta ubicarlo en calle Bellavista pues no hay letrero en la entrada. Tras la puerta, los ojos descansan por esa luz tenue, precisa, que acoge y a la vez genera complicidad con el espacio. Detrás del mostrador de madera en cuyos costados sobresalen amarillentos papeles –adheridos con chinches en la madera- donde están escritas viejas tarifas, la señora Olga Tabalí, siempre bien pintada y arreglada, cuenta que “La Tuerca” –como le llaman popularmente en el barrio- tiene los días contados. “Dos años por lo menos” indica pues el terreno lo adquirió una constructora que levantará otro edificio.
Los vecinos de “La Tuerca”, cuyo nombre oficial es “Blanco y Negro”, no son los mismos que desde hace 30 años. Al frente, hay un “rascacielo” Paz, cuya sombra parte el local en dos. Los rostros y el vestuario han cambiado. También los gustos de la gente. Sin embargo, la señora Olga Tabalí, dice que sus clientes, los estandartes del barrio, la acompañan desde hace muchas temporadas. Por ejemplo, después de 20 años, uno de sus clientes aún llega fijo a las 15 horas. Se sienta en una de las mesas
de palo cubierta de hule, y pide un
corto de pisco. “Por él, tengo pisco”, afirma la mujer que a la vez está presente en varias fotos expuestas en el lugar, siempre al medio junto a los parroquianos, sus verdaderos hijos.
“Hay un vínculo con ellos, una amistad”, dice. En efecto, “muchas veces yo tengo que salir y ellos se sirven. Es como su casa. Cuando se van y yo no estoy, ellos me dejan el dinero de las cervezas. En ese acto está la confianza. Con la mayoría nos conocemos de hace 30 años. Los he visto partir –cambia la voz-. Han sido muchas temporadas. Son como mis hijos”.
Al momento de esta entrevista la señora Olga estaba preocupada de la llegada a almorzar de un grupo de trabajadores de la construcción. Mientras las cazuelas pasaban hirviendo, contó que tiene todos los teléfonos de sus clientes más fieles. “Cuando se les pasa la mano con la cerveza, yo llamo a su familia y los vienen a buscar” afirma.

Historia
La esperma de vela cubre las faldas de las vírgenes del Carmen, Guadalupe y Andacollo –todas de yeso-, además de San Lorenzo, el patrono de los mineros, que protegen el bar de la mala suerte. Las profanas figuras le imprimen al local esa sensación de santuario marchito. Llevan años ahí, compartiendo con arrugados pósteres de fútbol y mujeres semidesnudas, calendarios enroscados en las puntas y tarifas, donde se lee: combinado, malta, pilsener y corto.
El “Blanco y Negro”, popularmente conocido como “La Tuerca”, integró la romántica corrida de locales que entre los años 50 y 60 fueron el convoy de la bohemia antofagastina. Casas que en su parte posterior eran boliches o salas de baile, y que en su interior, adentro, se extendía en prostíbulos.
De esos locales, el único sobreviviente es “La Tuerca”. “Aquí se vivió la bohemia. Pasaron cantantes y humoristas, además de chicas famosas. El señor Cárcamo –escritor-testimonió esto en su libro Nací en una casa de putas. El trata bien a las mujeres que vivieron en el sector. Como cualquiera ellas hacían un trabajo. Los tiempos cambiaron y hoy la prostitución es en departamentos y casas de citas”, afirma.
El baño del local mantiene el piso de baldosa ajedrezada de antaño al igual que las cañerías expuestas y una vieja tina. Un gato mira desde una ventanilla en cuyos vértices cuelgan telas de araña, cuando la vejiga se descarga. Atrás hay piezas vacías y detrás de los muros la construcción que en poco tiempo más, y como maleza, absorberá este lugar perdido en el tiempo.
-¿Y después que el local cierre, que hará con su vida?-
La señora Olga no respondió.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

buena crónica del señor Ramos. Mis saludos desde Piura Perú. Viví 14 años en Antofagasta y visité ese lugar.

Percy

Anónimo dijo...

Donde queda especificamente?...en esos lugares es donde nació la cueca brava, que se está haciendo cada vez mas conocida en Antofagasta...
Quiero ir a conocer el lugar, Cuentenme donde queda por favor.

Sigan con estas publicaciones, super entretenidas e informativas...una buena forma de hacer cultura.

Saludos
Carolina Siede

Pablo López dijo...

bacan el reportaje