19 de agosto de 2010

NOMBRES DE CALLES

Con esto del mundial de fútbol, hubo municipios que reconocieron a los jugadores de su comuna, bautizando una calle con el nombre de los pupilos de Bielsa. La pasión del momento –quizás-  fue la mejor explicación y hasta puede que lo justifique.
   Pero recuerdo un episodio que sacó de quicios a nuestro recordado maestro Andrés. Un hecho policial -que debía cubrirse por los reporteros- sucedió en Monjitas con Morandé.
   ¿Eso es en Santiago? –preguntó el maestro.
     Cuando supo que era en “su” Antofagasta, hizo un mohín de absoluto desagrado.
   “Aún estamos a tiempo de remediar un error vergonzoso, que más bien es una
bofetada a nuestra nortinidad…” -dijo, mirando un plano de la ciudad, pegado en la pared de la redacción. 
     El asunto, pese a los años, parece pasar inadvertido para nuestros concejales de hoy en día, cada vez más globalizados en sus pensamientos, pero cada día menos antofagastinos en sus decisiones.
   Andrés –recuerdo- criticó fuertemente a aquellos regidores de su propia línea política, que con su anuencia permitieron que un trozo de la ciudad llevara nombres de calles santiaguinas. “¡Como para agradecer a los caciques del Mapocho todo lo que desmedran nuestras arcas regionales, incluyendo, por supuesto una tajada de los Fondos del Cobre…!” –dijo, con una mesura que no logró ocultar su malestar.
    “Monjitas, Los Leones, Merced, Providencia, Agustinas, Morandé…” –repitió.
    ¡O estos se volvieron locos o se entregaron al poder capitalino…! –dijo don Andrés. Se refería a la pálida o nula reacción de los regidores ante tan dolosa ordenanza municipal. Luego, esgrimiendo el papel en que traía su “Linterna” propuso… “Yo juntaría un grupo de universitarios y los desafiaría a pintar de negro todos esos nombres, que son una vergüenza para nosotros… Esto es una afrenta. Es una bofetada y un puntapié en el traste a la antofagastinidad…”! –dijo el poeta.
    Han pasado 40 años desde entonces y Antofagasta, con la anuencia, connivencia e indolencia de sus ediles y concejales, hoy tiene –en una población importante de la ciudad-  un trozo de “Santiago Chico” que amerita más que una reflexión, sobre todo cuando se habla de fortalecer la identidad regional y recuperar los valores de nortinidad y antofagastinidad que nos legara Sabella.
    Porque… “Nunca es tarde cuando la dicha es buena…”
Por Jaime N. Alvarado García

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