7 de agosto de 2012

LAS 600 LUCAS DE PEPE MUJICA

Por Rodrigo Ramos B.

Cierto personaje del barrio tiene una manera particular para referirse al presente de los vecinos. Califica que tal persona está mal o bien de acuerdo a sus ingresos. Así, hay vecinos que mantienen un buen pasar: afuera de sus casas hay estacionados un par de autos. A otros no les ha ido bien: las fachadas de sus casas están sucias y descascaradas. Nombra a tal persona, y después como si estuviera restando o sumando, entrega un resultado. De acuerdo a su análisis el barrio pasa por un buen momento económico. En consecuencia, ahora le preocupa que el buen pasar atraiga a ladrones y otras especies. En un momento, recuerda a los inmigrantes. Mientras su discurso va decayendo con argumento ramplones, proyecto a este personaje como parte de un sector de nuestra sociedad. No lo culpo de pensar de esa manera, sino que lo compadezco y culpo a la mala educación y en general, al deshumanizante sistema neoliberal que todo deforma.
Lamentablemente y sin que uno lo imagine, estamos calificados por las entidades financieras por lo que uno gana o tiene: un ABC, en un C2 o un D o en otras porquerías.
Lo bueno es que todavía el cliché de que “la felicidad no se compra” parece vigente. Así lo demuestra el Presidente Uruguayo, José Mujica. El hombre que tiene un pasado de izquierda, dona gran parte de su sueldo de Presidente y vive con lo justo. Calculan que sus gastos no pasan más allá de los 600 mil pesos chilenos. El hombre dice que está contento con lo que tiene. Le creo.
No se trata de profesar un discursito de izquierda, sino que el presidente uruguayo dice que es posible ser feliz con una pareja, un par de hijos recibiendo una buena educación, libros, una huerta, quizás una tele con programas que valgan la pena, una radio, una alimentación sana, una bicicleta como medio de transporte y con 600 lucas en el bolsillo. Sin embargo en Uruguay los libros no tienen IVA y la educación pública es una de las mejores del mundo, por nombrar dos cosas. Aquí don Pepe sería feliz con un millón y Falabellla lo tendría como un C2.

No hay comentarios.: